Porque siempre habrá motivos para obsequiar...

Era un domingo y decidí salir a la ciclovía a hacer algo de deporte y de repente la ví, su perro no la dejaba ni caminar, asi que solo le dije que recogiera un poco la trailla y nos fuimos trotando suave. Compartimos números y al próximo domingo nos encontramos de nuevo, terminamos comiendo cholado y riendo bastante, entre otras cosas me dijo que trabajaba en un salón de belleza… fue un excelente dato!
El martes me decidí y solicité un detalle mecatero para decirle que me agradaba mucho compartir con ella, definitivamente le encantó y aún más la dedicatoria.

Me escribió y quedamos de ir a cine el viernes después del trabajo, llegamos al centro comercial cada uno en su moto y nos encontramos en la fila del teatro, la peli estuvo buena, y como cosa rara las crispetas y la gaseosa se acabaron a los 15 minutos. De camino a casa pasamos por mi casa pero la acompañé hasta la suya y al despedirnos… nos dimos nuestro primer beso, fue increíble, quedamos de ir al cerro el domingo.
Lamentablemente el sábado después del trabajo me sentía horrible, mi cuerpo ardido en fiebre, le escribí y le dije que no podría cumplir la cita, ella se preocupó bastante, aunque para que no me sintiera mal por arruinar su entreno, subió con unos amigos al cerro.
Le conté que en la EPS me incapacitaron 3 días por virosis… el lunes tipo 11 am, me llega un detalle con frutas y frutos secos y con un mensaje deseándome pronta recuperación… las uvas fue a lo primero que le eché diente, luego el mango.